El reciente episodio protagonizado por Huacho, conocido también como “Lechitas” o el “dos veces perdedor de la gubernatura de Yucatán”, ha desatado la indignación en la región. En un acto que bordea lo absurdo, Huacho ha abordado la promesa sagrada del acceso universal a la salud desde la opulencia de un hospital privado, un escenario que desenmascara la hipocresía y la desconexión de las promesas políticas con la amarga realidad que enfrentan diariamente los yucatecos.
Este acto no solo es una burla, sino un recordatorio punzante del deterioro del sistema de salud en Yucatán. Bajo su partido, los hospitales públicos han sido abandonados, enfrentando escasez severa de medicamentos y recursos, convirtiendo el acceso a la atención médica en un sueño inalcanzable para la mayoría.
La ironía de que Huacho hable de acceso universal a la salud mientras se rodea de comodidades inaccesibles para la mayoría de los yucatecos subraya la falta de empatía de su liderazgo con las realidades de la región.
Bajo su dirección, se ha vuelto evidente que las promesas de reforma y mejora en el sistema de salud se desvanecen frente a la realidad de un sistema incapaz de ofrecer soluciones reales y efectivas.
Este acto no solo hiere la dignidad de quienes sufren bajo el deterioro del sistema de salud de Yucatán, sino que también debe servir como un llamado a la acción. Es hora de exigir un sistema de salud que no discrimine, que no deje a su población desamparada y que sea verdaderamente universal.
Es un derecho innegable que debe ser defendido con determinación, asegurando que las promesas se conviertan en acciones concretas y que aquellos en posiciones de poder enfrenten las realidades de un sistema que han contribuido a fracturar.