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miércoles, abril 24, 2024
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    Trump acusa de la pandemia a China en su discurso ante la ONU

    El mismo día en que Estados Unidos sobrepasó 200 mil muertos por Covid-19 –la cifra más alta en el mundo– Donald Trump se lavó las manos y echó la culpa a China de casi todo, al promover su visión nacionalista de derecha, contrastando con otros líderes que ofrecieron perspectivas más adultas al abordar una coyuntura internacional marcada por la peor crisis sanitaria, económica y ecológica desde la fundación de la Organización de Naciones Unidas hace 75 años.

    El primer día del debate general entre jefes de Estado de la ONU arrancó dentro de una cavernosa sala de la Asamblea General casi vacía (con algunos representantes de delegaciones sentados) realizada por primera vez de manera virtual como consecuencia de la pandemia. Los discursos pregrabados se proyectaron dentro de la sala a través de los canales de la organización multilateral que está festejando su 75 aniversario con sana distancia planetaria.

    Trump declaró: hemos llevado a cabo un batalla feroz contra el enemigo invisible, el virus chino, que ha quitado incontables vidas en 188 países, y advirtió: tenemos que hacer rendir cuentas a la nación que descargó esta plaga sobre el mundo: China.

    El término del virus chino ha sido denunciada como xenófobo y racista por expertos de salud pública y políticos, pero se ha vuelto parte del discurso de Trump con fines electorales: el objetivo real del discurso de ayer. De hecho, minutos después de trasmitirse el video del discurso ya se estaba promoviendo como parte del paquete de propaganda electoral por su campaña.

    El gobierno de Trump ha mostrado su desdén a las agencias y los acuerdos multilaterales, retirándose de la Organización Mundial de Salud en plena pandemia y anteriormente del Acuerdo de París sobre cambio climático, así como del pacto de las potencias con Irán. Reiteró su mensaje unilateral: estoy orgullosamente poniendo primero a Estados Unidos.

    China, por su parte, asumió el papel de potencia mundial responsable al resaltar el multilateralismo. El presidente Xi Jinping declaró que a ningún país se le debería permitir “hacer lo que quiera y ser el hegemónico, bully o jefe del mundo”. En su discurso pregrabado (por lo tanto no respondía al discurso de Trump) agregó en obvia referencia al magnate, sin mencionar su nombre, que la globalización es una realidad que no se puede ignorar, ya que el mundo jamás regresará al aislamiento y nadie puede cortar los vínculos entre países. El mandatario chino sorprendió al anunciar que su país logrará la neutralidad en emisiones de dióxido de carbono para 2060. A la vez, dio a conocer nuevas donaciones de China a fondos de la ONU para combatir al nuevo coronavirus.

    Vladimir Putin, presidente de Rusia, se enfocó en la promoción de la cooperación multilateral para una respuesta global a la pandemia y resaltó que la vacuna que está desarrollando su país es segura y efectiva. A la vez criticó que sanciones ilegítimas y otros mecanismos económicos son contrarios a los esfuerzos por recuperar la economía mundial, y también propuso un acuerdo para prohibir las armas en el espacio.

    Contra la carrera armamentista

    Miguel Díaz-Canel, mandatario de Cuba, denunció la carrera armamentista impulsada por Estados Unidos y declaró que la premisa de Fidel Castro de médicos y no bombas es la divisa de su país. Salvar vidas y compartir lo que somos y tenemos al precio de cualquier sacrificio es lo que brindamos al mundo, agregó. Resaltó la labor de la Brigada Internacional Médica Henry Reeve. A la vez, criticó severamente a Trump y a su gobierno por su arrogancia sin precedente y por ser un régimen marcadamente agresivo y moralmente corrupto que desprecia y ataca al multilateralismo y que emplea el chantaje financiero contra agencias multilaterales.

    Hassan Rouhani, gobernante iraní, denunció a Washington por anular el acuerdo nuclear multilateral y por sus políticas de máxima presión contra su país, al destacar que no sólo las han resistido, sino que Irán ha florecido y avanzado al promover su papel civilizado de paz y estabilidad.

    El aliado brasileño de Trump, Jair Bolsonaro, buscó mostrar más compasión con las víctimas de la pandemia, pero atacó a los medios por politizar al virus y generar pánico. A la vez, declaró: “somos víctimas de una de las campañas de desinformación más brutales sobre la Amazonia y el Pantanal… somos líderes de la conservación de bosques tropicales”.

    En la lista de ayer también tocó el turno a mandatarios de Argentina, Colombia, Francia, Sudáfrica, Jordania, Chile, Corea del Sur, Turquía y otros que no sorprendieron al pronunciar discursos rutinarios ante la ONU sobre paz y cooperación con unas cuantas referencias a sus problemas regionales.

    Todo empezó con las palabras del secretario general Antonio Guterres declarando que de manera simultánea enfrentamos una crisis de salud, la peor calamidad económica y pérdida de empleo desde la Gran Depresión y nuevas amenazas peligrosas a los derechos humanos.

    Con palabras aparentemente destinadas a Trump y sus aliados como Bolsonaro, de que el populismo y el nacionalismo han fracasado y que la comunidad internacional debería enfrentar los desafíos guiados por la ciencia y atados a la realidad, advirtió que el planeta está enfrentando cuatro amenazas que ponen en peligro nuestro futuro común y enumeró las tensiones geoestratégicas: la crisis climática, el deterioro de confianza mundial, los efectos negativos del universo digital y la pandemia.

    Vale señalar que Trump es el líder que menor confianza tiene en el mundo, según un nuevo sondeo de Pew Research Center, con sólo un número medio de 16 por ciento de los encuestados en 13 países avanzados opinando que el estadunidense haría lo correcto en cuanto a asuntos mundiales.

    El desfile de discursos de los mandatarios o sus representantes de los 193 países miembros de la ONU continuará toda la semana.

    Por ser virtual, los jefes de Estado, incluido el presidente estadunidense, se salvaron de estar en una ciudad que esta semana fue designada jurisdicción anarquista por el gobierno de Trump. La ciudad anarquista se salvó, al mismo tiempo, de la seguridad adicional y el costo multimillonario de tener que aguantar a los llamados líderes mundiales que tanto han hecho por este planeta.

     

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