Medio Alternativo del Sureste, 07 de agosto de 2015.- No todo es perfecto en Windows 10. Ni mucho menos. Hay inconsistencias a nivel visual, aplicaciones abandonadas que no pegan, y como han revelado ya muchos usuarios, los problemas de soporte hardware que hacen que los equipos no vayan lo finos que deberían para sus usuarios. Todos ellos parecen haberse quedado pequeños ante la última oleada de titulares que hemos visto en los medios y que pueden hacer creer que Microsoft nos espía constantemente y registra todo lo que hacemos sin piedad.
Las críticas han llegado desde todos los frentes y muchas de ellas han sido en mi opinión exageradas y despiadadas. Y lo han sido por el simple hecho de que:
1) no es la primera en querer registrar lo que hacemos,
2) ofrece todo tipo de información y opciones para desactivar ese seguimiento y
3) esas opciones de seguimiento están ahí (si no somos demasiado malpensados) para mejorar la experiencia de usuario.
Para mi el problema no es tal, y Microsoft solo ha cometido dos errores al respecto: activar ese seguimiento por defecto y no aclarar la situación con celeridad.
Windows 10 y el fin del mundo
Las dudas y la polémica sobre la cantidad de datos que recolecta Windows 10 en nuestra experiencia no son nuevas: aparecieron nada más comenzar el programa Windows Insider con el que era posible acceder a Windows 10 Technical Preview. Ya indicábamos entonces que los términos de uso de Windows 10 eran preocupantes, pero como muchos argumentaban ese registro de lo que hacíamos y cómo lo hacíamos era razonable y aquí llegaba el primero de los «sacrificios» a la hora de usar Windows 10 TP: Microsoft quería mejorar la experiencia de usuario en el sistema operativo, y para ello necesitaba recolectar (anónimamente) todo tipo de eventos en el sistema.
Esa desconfianza ha ido creciendo con el tiempo, pero no es esencialmente distinta de la que ha surgido a raíz de la aparición de los servicios de Google una de las más voraces en este tipo de actuaciones o de otras empresas. Hablábamos de todas esas amenazas a nuestra privacidad en «Por favor máquina, no me escuches tanto» y reflejábamos allí las técnicas que distintos fabricantes utilizan para «espiarnos» sin que lo sepamos y sin que las empresas clarifiquen la situación fácilmente.
Que es lo que le ha pasado también a Microsoft. Desde el lanzamiento hemos asistido al descubrimiento de varias «amenazas» a nuestra privacidad por parte de Windows 10. Entre ellas, el escándalo con la tecnología WiFi Sense, de la nadie pareció quejarse cuando apareció hace más de un año en Windows Phone 8.1. Brian Krebs, un experto en seguridad, alertaba de lo que posibilitaba esa opción y lo hacía de forma algo tremendista. La cosa, no obstante no era ni mucho menos tan grave en Redmond ofrecían su propia FAQ, como explicaban en Ars Technica con claridad. No solo eso: como también ocurre con otras muchas «amenazas», desactivar esa opción en Windows 10 está al alcance de cualquiera.
Luego llegaron las críticas por su llamado Windows Update Delivery Optimization (WUDO), un sistema que permitía a Microsoft usar nuestro PC y nuestra conexión de banda ancha como parte de un sistema de distribución de parches y actualizaciones. En Redmond se habían inventado su propio método de aprovechar las descargas P2P. Brillante.
Pero para algunos de repente nos habíamos convertido, sin saberlo, en miembros de una botnet controlada por Microsoft. Más o menos. O eso quisieron dar a entender algunos medios, que se quejaban de que Microsoft nos robaba ancho de banda. Otros fueron menos agresivos y más informativos, explicando que esta característica era simplemente una forma de descentralizar esa distribución de parches. De nuevo FAQ de Microsoft por si existían dudas, y de nuevo forma fácil de desactivar esa opción.
Y las amenazas a nuestra privacidad siguen, y siguen, y siguen. En BGR nos decían cómo Windows 10 espía prácticamente todo lo que hacemos y ofrecía información sobre cómo evitar ese seguimiento. En The Wall Street Journal afirmaban en el titular que Windows 10 no es spyware menos mal pero que quiere nuestros datos (¿hay alguna empresa que no los quiera?). ZDNet nos ofrecía una guía para paranoicos que quisieran asegurar Windows 10 (contra ellos).
Todo parece una amenaza en Windows 10. Cortana nos escucha. Registra cómo tecleamos. Incluso cómo escribimos a mano si usamos un puntero y una pantalla táctil. Microsoft Edge quiere conocer nuestra localización (¿quién no, de nuevo?), el sistema quiere presentarnos publicidad orientada sólo a nosotros con un «Avertising ID». O nos insta a utilizar una cuenta de Microsoft para que nos beneficiemos de todas las opciones de sincronización con OneDrive, y no pone fácil que usemos una cuenta local. Y más. Y más. Y más. Y de nuevo, más guías, y más, y más… para desactivar todas esas «amenazas». El miedo vende. Y si no, que se lo digan a las compañías de seguros, o, si nos centramos en el segmento tecnológico a los fabricantes y desarrolladores de soluciones de seguridad y antivirus.
Pero de nuevo todo se reduce a una cuestión de sacrificios. Como en casi todo lo que se refiere a la privacidad y a nuestra comodidad.

