Mientras Donald Trump urge a la industria tecnológica de Estados Unidos a que se traiga la producción a territorio estadounidense, Apple no parece darse por aludida y estaría planteándose abrir una fábrica en India.
Según Wall Street Journal. la compañía de Cupertino está en conversaciones con el gobierno indio para fabricar sus productos en el país. Las fuentes del periódico aseguran que la empresa ha manifestado su deseo de producir allí, pero que sigue «buscando incentivos para poner en marcha el proyecto».
El plan tiene mucho sentido. Apple no ha conseguido demasiada penetración en el mercado indio, en parte debido a que allí no dispone de sus propias tiendas. No obstante, la legislación del país prohíbe a las empresas extranjeras instalarse en el país a menos que compren el 30 % de los materiales de producción en el propio país. India no está preparada técnicamente para distribuir e instalar algunos de los componente del iPhone, por lo que abrir una fábrica allí supondría acabar con este problema.
Estas instalaciones (probablemente modestas, ya que seguro que se trataría más bien de un centro de montaje que de otra cosa) ayudarían a Apple a crecer en la India como ya ha crecido en China. Pero la economía estadounidense saldría poco beneficiada, más allá del valor de las acciones de Apple, dada la costumbre que tiene la empresa de almacenar su dinero fuera de las fronteras del país en vez de llevarlo de vuelta a EEUU y pagar impuestos.
Aunque el centro manufacturero de Apple en India fuera pequeño, al presidente electo de Estados Unidos seguiría sin hacerle ninguna gracia. Donald Trump ha hecho un llamamiento en repetidas ocasiones a las empresas tecnológicas estadounidenses para que fabriquen sus productos en territorio nacional. Y se refirió específicamente a Apple, asegurando que conseguiría que «empezara a hacer sus ordenadores y sus iPhones en nuestra tierra en vez de en China».
Por su parte, Apple destaca no solo la mano de obra más barata, sino también la capacitación de los empleados y unas fábricas más flexibles como las principales razones por las que fabrica fuera. En cualquier caso, si Apple finalmente se llevara la producción de su iPhone a Estados Unidos, los iPhones resultantes tendrían que ser forzosamente más caros.
El empleo en el sector tecnológico de Estados Unidos experimentó un gran impulso este mismo mes, cuando la empresa japonesa de telecomunicaciones Softbank se comprometió a invertir 50 mil millones de dólares en Estados Unidos y crear 50.000 puestos de trabajo. Algo que ya ha empezado a hacerse notar: la primera inversión de la lista es la de mil millones de dólares para la firma de internet de satélites OneWeb, que creará 3.000 puestos de trabajo. Trump se adjudicó el mérito de la inversión de Softbank, aunque el dinero viene de un fondo que ya se estaba creando en colaboración con el Gobierno de Arabia Saudí, y que podría haber terminado invirtiendo en Estados Unidos de cualquier otro modo.
Apple, mientras tanto, probablemente siga adelante con sus planes. En una nota filtrada del CEO de Apple, Tim Cook, para sus empleados, éste justificaba su presencia en la mesa redonda de Trump sobre tecnología celebrada hace casi dos semanas. «Es muy importante [implicarse]», explicaba. «Los gobiernos pueden influir en nuestra capacidad para hacer lo que hacemos. A veces influyen para bien, en otras ocasiones puede que no tanto. […] Y estando de acuerdo como estando en desacuerdo sigues transmitiendo implicación […] Desde luego que nosotros tomamos partido por aquello en lo que creemos. […] Y así seguiremos haciéndolo».
Esas no son las declaraciones de un CEO que pretenda dejarse mangonear por nadie si lo puede evitar. Ni siquiera por el presidente.