La Península de Yucatán y de una manera más específica, Tulum, era la cuna de las abejas nativas, las abejas meliponas.
La familia de los meliponinis, cuya característica es la ausencia de aguijón. Las meliponas se encuentran en las zonas tropicales y sub-tropicales del planeta.
Las meliponas, verdaderas abejas nativas de América, evolucionaron con las plantas de esta región y juegan un papel de suma importancia en la reproducción de la selva. Son parte del equilibrio ecológico.
Las abejas europeas (las que pican) llegaron a México con la colonización, pero se desarrollaron a gran escala a principio del siglo 20 y aprovechando el potencial del néctar del país permitieron colocar a la república Mexicana en el cuarto lugar de exportaciones mundiales.
En paralelo al desarrollo de la apicultura, la crianza de las abejas nativas se desplomo. Las comunidades indígenas fueron las únicas que siguieron con esta tradición milenaria como un acto de resistencia cultural. Hoy en día pocos abuelos crían esta abeja sin la certeza de contar con una nueva generación interesada en seguir con la meliponicultura.
Por lo que se hace prescindible continuar con esta tradición milenaria y conservar a estas abejas.