Ropa, comida, tecnología, entradas para un espectáculo, en fin. Hoy en día casi todo puede adquirirse a través de la computadora o el teléfono celular. No obstante, como dicen los especialistas en salud visual, hay que ser claros: no compres lentes de contacto por Internet. Los profesionales de Optometría y Oftalmología llevan varios años advirtiendo de los peligros de esta conducta, aunque periódicamente se ven obligados a recordar el mensaje, dadas las nuevas evidencias que se van acumulando. Desde el simple enrojecimiento de los ojos, hasta conjuntivitis pasando por queratitis, erosiones epiteliales, lesiones oculares, infecciones, sequedad ocular, etc., son solo algunos de los riesgos que se corren al usar lentillas compradas por Internet.
Según los datos de una investigación elaborada por especialistas estadounidenses, los usuarios que recurren a Internet para comprar sus lentes de contacto son, casi siempre por desconocimiento, más propensos a descuidar las medidas de higiene y conservación de las mismas, de forma que son más vulnerables a infecciones y problemas derivados de estos malos hábitos.
Además, por regla general, las personas que adquieren sus lentes de contacto online no suelen ser conscientes de la importancia de revisar su vista periódicamente y prestan menos atención a los problemas que pueden presentarse por un uso y adaptación inadecuados de las lentillas.
Riesgos
Un estudio llevado a cabo en la Universidad de Melbourne coincidió con los hallazgos del trabajo elaborado en EEUU y con las impresiones de nuestra especialista. Pero además, especificó que los participantes de su investigación que adquirieron sus lentillas a través de la Red desarrollaron más casos de queratitis microbiana, una infección poco frecuente, pero grave.
La queratitis bacteriana es una infección de la córnea (la capa transparente que cubre el iris y la pupila) que causa lagrimeo, fotosensibilidad, mala visión, secreción de legañas e incluso dolor. Es una infección que hay que tratar cuanto antes, dado que progresa con rapidez. Si únicamente afecta a la parte más superficial de la córnea suele curarse sin problemas, pero si se extiende a zonas más profundas puede dejar una cicatriz que interfiera con la visión. Una queratitis bacteriana que no reciba el tratamiento adecuado a tiempo puede incluso desembocar en ceguera.
“Los optometristas determinamos qué lente de contacto es la más adecuada para cada paciente con un estudio previo muy completo. Comprarlas online priva de esa posibilidad a los usuarios, que se arriesgan a comprar unas que posiblemente no son exactamente las que necesitan”, comentan los especialistas.
Hay que tener en cuenta que no todas las lentes de contacto son iguales y que el optometrista no se limita únicamente a venderlas. Este especialista debe hacer una evaluación y seguimiento del paciente para ver si es apto para llevarlas o no; una circunstancia condicionada, entre otros factores, por la curvatura de la córnea y su topografía, la cantidad y calidad de la lágrima y el defecto de refracción que sufra el paciente. En muchas ocasiones éstos se presentan de manera combinada y eso determina la corrección que hay que aplicar.
Además, el optometrista debe definir un periodo de adaptación y control para determinar si el paciente se acostumbra a usar las lentillas, si las cuida adecuadamente y si no aparecen problemas oculares o visuales (lagrimeo excesivo, mala visión, sensación de cuerpo extraño en el ojo, molestias, irritaciones, alergias o intolerancias a los líquidos de conservación y mantenimiento de las lentillas).
Actualmente, las lentes de contacto están hechas de materiales muy seguros y confortables gracias a que tienen una gran proporción de agua. El usuario no percibe casi ni que las lleva porque no molestan y apenas se notan. Si las cuida correctamente no representan ningún problema para los ojos, todo lo contrario. Además son muy asequibles económicamente, no tiene mucho sentido arriesgarse a sufrir algún problema visual por comprarlas por Internet.
Cuidados básicos de tus lentes de contacto
- Guárdalos siempre en su estuche debidamente identificadas para saber cuál va en cada ojo, incluso aunque la graduación sea la misma en ambos.
- Antes de manipularlos, lávate las manos con agua tibia y jabón. Acláratelas para no dejar restos de jabón o espuma que puedan irritarte los ojos. Para secártelas, cuida que sea con alguna toalla o paño que no deje pelusas que puedan introducirse en tus ojos.
- Cambia el estuche con frecuencia.
- Asegúrate de que la lentilla no está al revés. Has de ponértela por la parte cóncava. Si lo haces al contrario sentirás molestias. Ponla en tu dedo y mírala para confirmarlo.
- Usa siempre la cantidad suficiente de solución preservadora para cubrirlas por completo. Si la lente no está sumergida por completo en el líquido se deshidratará. Las lentes mal hidratadas se endurecen y se parten con facilidad. Si han pasado mucho tiempo en secoes probable que no recuperen su forma original y queden inservibles.
- Renueva la solución preservadora a diario.
- Si usas lentillas desechables estrena un nuevo par cuando cumplan su plazo de vida útil. No alargues su uso innecesariamente.
- Si has sufrido una infección o una conjuntivitis tira ese par y estrena otro cuando la patología haya desaparecido por completo.
- Pide consejo a tu optometrista sobre las horas de porte. Llevar lentillas durante demasiadas horas puede provocar irritaciones y fatiga ocular, además de falta de oxigenación en el ojo e incluso intolerancia a largo plazo.
- En lugares con excesiva sequedad ambiental puede ser necesario recurrir a las lágrimas artificiales para lubricar tus ojos y que el hecho de parpadear no sea molesto. Esto suele ser especialmente recomendable en recintos con aire acondicionado o climatización, tales como oficinas, grandes almacenes, centros comerciales, cabinas de avión…
- Si eres usuario de lentillas y vas a pasar muchas horas delante de tu ordenador también debes tener lágrimas artificiales a mano o decantarte por las gafas. Fijar la vista en la pantalla hace reduce la frecuencia de nuestro parpadeo y, en consecuencia, la sequedad ocular aumenta. Para los que usan lentes de contacto, la sensación es especialmente molesta en estos casos.
- No las lleves a la playa o a la piscina. Tanto el agua dulce como salada deterioran las lentes de contacto si entran en contacto con ellas. Cuando el agua entra en contacto con la lentilla, ésta suele adherirse fuertemente a la superficie ocular. Esto causa, como mínimo, molestias e incluso dolor que tarda en desaparecer hasta que el ojo recupera su lubricación. También puede erosionar la córnea. Asimismo, con este hábito incrementa el riesgo de contraer una infección severa (ejemplo: queratitis por Acanthamoeba).
- Salvo que sean lentes de contacto concebidas para tal fin, no duermas con ellas puestas; ni siquiera la siesta. Mientras dormimos y tenemos los ojos cerrados, la cantidad de oxígeno que llega a las córneas disminuye. La superficie de la córnea se reseca y la lentilla se pega a ella. Esto causa visión borrosa hasta que la zona se oxigena, irritación, picor… e incluso úlceras corneales e infecciones.
- A la hora de maquillarse, es preferible no usar rímmel waterproof (resistente al agua) ni delineador por dentro de la línea de agua del ojo. Estos productos manchan la lentilla y son difíciles de retirar sin dañarla.
- Cómpralas en establecimientos autorizados y no las compartas con nadie.
Si tienes dudas o requieres mayor información, acércate a los especialistas del portal Retinólogos en Mérida.